Un cubo de plástico de al menos 15 litros.
Un palo de madera de 1 metro de longitud aproximadamente.
Un recipiente de poliexpan de unos 12 litros de capacidad.
Guantes de goma.
Gafas protectora.
Mascarilla.
Ingredientes:
- 5 litros de agua.
- 5 litros de aceite usado.
- 1 kilogramo de sosa caústica.
- Un puñado de sal (opcional).
- Colorante (opcional).
- Aroma natural (opcional).
Algunos consejos antes de comenzar:
Trabaja
en un ambiente bien ventilado.
Usa
guantes y gafas protectoras, ya que la soda caustica es un material muy
corrosivo, que no debe entrar en contacto con tu piel.
No
utilices recipientes metálicos para realizar la preparación y revuelve la
mezcla con la ayuda de un palo.
La
paciencia es nuestra mejor aliada para la confección de un buen jabón.
Recuerda
este refrán, "En enero todo el mundo es buen jabonero" y elije un día
adecuado para realizar la actividad. Los días secos y muy fríos son los que
reúnen las mejores condiciones.
Proceso de elaboración:
Echamos
5 litros de agua en un cubo de plástico, añadimos 1 kilogramo de sosa cáustica
y movemos los ingredientes con un palo de madera hasta que la sosa que se haya
diluido completamente. La sosa reaccionará con el agua (formándose lejía
cáustica) y aumentará la temperatura de la mezcla hasta los 80 grados
centígrados aproximadamente. Este es el momento en el que tenemos que tener más
precaución, pues mientras la lejía esté caliente, se desprenden gases tóxicos.
Dejamos
reposar la lejía formada hasta que
se haya enfriado completamente. Es muy
importante utilizar la lejía completamente fría, así el jabón se hará de forma
más rápida y será menos probable que se "corte".
A
continuación movemos con un palo la lejía formada anteriormente, de forma
constante y siempre en la misma dirección, añadimos
un puñado de sal (esto es opcional. Se utiliza como emulgente, para hacer que
se mezcle mejor el aceite y la lejía) y vamos añadiendo el aceite poco a poco,
pero de forma constante.
Continuamos moviendo la mezcla
siempre al mismo ritmo, de forma constante y en la misma dirección para evitar
que se "corte", hasta que ésta espesa y adquiere una consistencia más
viscosa. Entonces el proceso habrá terminado y podremos volcar el contenido del
cubo en el recipiente de poliexpán.
Una
vez que hemos vertido el contenido en el recipiente de poliexpán, lo dejamos
reposar hasta que se endurezca lo suficiente para poderlo transportar al lugar
que deseemos sin problemas.
Unos
días más tarde lo cortaremos en tacos y lo guardaremos en un lugar seco durante
un par de meses. Pasado ese tiempo nuestro jabón está listo para ser usado.
IMPORTANTE: Para
verificar que el proceso ha terminado, sacamos el palo de la mezcla y dejamos
que escurra sobre esta. Si deja marcas permanentes sobre la misma, el proceso
habrá concluido.
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